En ocasiones, nos es dada la posibilidad de acercarnos de cierta manera a los rincones más profundos de nuestra psique de la manera más absurda e incluso irrisoria... A veces, podemos darnos cuenta que en realidad, todo ese conjunto de vueltas y periplos que llamamos vida, no es más que una infinita espiral de sucesos que nos debería hacer crecer, aunque, en más de una ocasión, volvemos a ver los mismos rostros y a traer a la vida a los mismos viejos fantasmas que nunca dejan de atormentarnos...
Hay cosas y casos, que es preferible no revivir, aunque la verdad, es que se trata de nosotros mismos, recordándonos quiénes somos y tratando de seguir siendo quienes creemos que somos...
VALERIE
I
Valerie contaba veintiún años cuando cometió la falta que ahora ha
provocado el horror. Ella era una joven hermosa. Su cabello lacio y rubio
resaltaba los bellos ojos azules, su pequeño y delicado cuerpo la hacían parecer
frágil, pero poseía una voluntad férrea y un carácter amable y dulce; era un gran ser humano...
Ambos estudiábamos la misma carrera, por lo que usualmente trabábamos
debates intensos, pero de regular coincidíamos en cuanto a opinión se refiere;
cierto día, hicimos pareja para desarrollar la investigación para la
calificación final del curso; el viejo profesor Wagner era nuestro decano en la
universidad y decidió asignarnos la investigación de las religiones del Oriente
Medio. Resolvimos comenzar nuestro trabajo esa misma tarde.
Tras retirar enormes volúmenes de la biblioteca de la universidad, nos
fuimos a la cafetería del campus para organizar la información, que era escasa
y vaga —en el mejor de los casos— ya que, de nueve tomos, sólo tres nos eran de
utilidad. Decidimos que al día siguiente, consultaríamos a Wagner para obtener
más datos; mientras yo recogía nuestra orden, Valerie daba un vistazo al libro
de un peculiar investigador inglés y, al volver a nuestra mesa, Val —como solía
llamarle— me hizo notar que en ese libro se mencionaba un antiguo texto árabe
que describía un culto de procedencia sumeria o babilonia particularmente
interesante. Acordamos que yo devolvería los libros a la biblioteca a primera hora
del día siguiente, ella —mientras tanto— se quedaría con el libro y además
buscaría en el baúl de su difunto abuelo, ya que él había sido profesor de la
universidad y se especializaba en religiones arcaicas.
Cuando dieron las ocho de la noche, acompañé a Val hasta el departamento —que
alguna vez fuere ocupado por su abuelo— y el cual se encontraba del otro lado
del campus.
Eran ya las tres de la madrugada cuando el teléfono del dormitorio sonó y
alguien dijo que era para mí; era Val y sonaba en extremo emocionada; me dijo
que, dentro del baúl de su abuelo, había encontrado un viejo libro con el sello
de la biblioteca y que se encontraba oculto dentro de un doble fondo, lo
descubrió accidentalmente al tratar de bajar arrastrando el baúl por las
escaleras desde el ático; el texto estaba aparentemente escrito en árabe y
coincidía enormemente con el libro que se describía en el libro que habíamos
consultado, decidimos que veríamos al profesor Wagner a la mañana siguiente e
indagaríamos acerca del origen del libro de su abuelo.
Nos encontramos fuera de la oficina del viejo Wagner alrededor de las
ocho de la mañana, mientras esperábamos, Valerie me dijo que había logrado
traducir algunas palabras del libro; me dijo además, que no lo llevaba consigo
pues éste daba la impresión de ser muy viejo y valioso al permanecer oculto en
el doble fondo, al exponerlo al ambiente —pensó— se maltrataría. En ese
momento, Wagner llegó, nos invitó a tomar asiento frete a su escritorio
mientras se servía una taza de café; cuando Val describió el libro y las
circunstancias bajo las cuales lo había encontrado y las similitudes que éste
tenía con el libro que describía el texto de la biblioteca, Wagner se quedó
como paralizado y, de su mano, cayó la taza de café que sostenía; tras escuchar
las palabras que Val había logrado traducir, el viejo profesor se desplomó como
fulminado por un invisible rayo. Veinte minutos después, los paramédicos
retiraban el cuerpo del profesor y uno de ellos me interrogaba acerca de
nuestra plática, ya que el desafortunado viejo había sufrido un mortal
infarto, me preguntaba acerca de nuestra plática para corroborar que no
recibiera, antes del fatal desenlace, alguna fuerte impresión; en respuesta,
repetí detalladamente nuestra conversación desde la primera hasta la última
palabra, esa palabra era Alhazred...
II
Después de la muerte del viejo Wagner, la facultad decidió que nuestras
calificaciones serían determinadas por los archivos de evaluación que el
profesor registraba minuciosamente, ya que el sustituto no llegaría a tiempo
para el final del curso; por tal motivo, la facultad adelanto en un mes el fin
de curso, así que nos iríamos a casa antes de tiempo, obviamente nuestro
trabajo se canceló y nos separamos, yo iría a casa de mi hermano y ella se
quedaría en el campus hasta que la universidad cesara actividades; nos
despedimos con la promesa de escribirnos en todo momento, ella fue la primera
en hacerlo.
—Junio-9—
Querido
Roy:
Me cansé de esperar que me escribieses, así que decidía hacerlo yo.
¿Sabes? Te has perdido de cosas muy interesantes; decidí, para comenzar, que
traduciría el libro de mi abuelo a cualquier precio y es fascinante, no te
imaginas las cosas que he leído. Habla acerca de una raza de seres que
dominaron la Tierra aún antes que los dinosaurios poblaran en ella; estos seres
primigenios, fueron derrotados por otras entidades, quienes les desterraron a
otras dimensiones; pero no han muerto, sólo esperan el momento justo para
regresar y continuar su infinita batalla cósmica.
Me gustaría contar contigo para ayudarme, ya que en algunas líneas, sólo
he logrado obtener palabras extrañas y sin sentido.
Bueno, creo que debo despedirme, continuaré con la traducción del libro,
como ya te dije, desearía que estuvieras aquí, te extraño, espero no lo tomes a
mal pero creo que te quiero.
Valerie
Desgraciadamente, mi hermano y yo habíamos ido de pesca, actividad en la
que estuvimos ocupados por casi dos semanas, por lo tanto, no supe de la carta
de Val sino hasta que hubimos regresado y una segunda misiva había llegado ya.
—Junio-23—
Roy:
Por favor ven pronto, quisiera que me ayudases con algunos del libro que
he logrado descifrar hasta poder recitarlos; pensándolo bien, es urgente que
regreses, han pasado cosas muy extrañas en el campus desde hace algunos días,
cinco chicos de la universidad han desaparecido y se han encontrado unas marcas
muy extrañas en los alrededores de los dormitorios y los demás edificios, estas
marcas han estado apareciendo cada vez más cerca de la cabaña y me siento muy
asustada, lo que más me aterra, es que he descubierto que unas extrañas
cicatrices han venido apareciendo en mi cuerpo, no sé que hacer, ayúdame por
favor, no quiero que esto continúe.
¿Dónde estás, te necesito?
Valerie
Su segunda carta me hizo imaginar lo peor, no pude conciliar el sueño esa
noche; estaba preocupado por lo que sucedía, sólo podía desear que ella
estuviera bien, no me lo perdonaría si algo le pasaba a Val, oraba por que no
estuviera lastimada; creo que en ese momento me di cuenta de cuánto significaba
ella para mí, la amaba y esa era mayor razón para volver a la universidad al
día siguiente.
Aproximadamente a las 9:00 A.M. ya había terminado de empacar y estaba
por salir rumbo a la estación para tomar el bus que me devolvería a donde dejé
a Val, cuando llamaron a la puerta, abrí y un empleado de la oficina de correos
me entregó un telegrama junto con el resto de la correspondencia; el telegrama
iba dirigido a mí y el remitente era de la universidad, inmediatamente pensé en
Val; el mensaje era confuso y me hizo salir a toda prisa hacia la estación;
mientras viajaba en el bus, sólo podía repasar mentalmente el mensaje...
------Junio-24------
------Son Ellos. Ven
pronto. Quieren hacerme daño. Te necesito.------
------Valerie------
III
Al llegar a la universidad, rápidamente fui a buscar a Val hasta el
departamento de su abuelo; la puerta estaba abierta, una vez en el interior,
observe con detenimiento en todos los rincones para tratar de averiguar qué era lo que había sucedido; no obtuve
respuesta alguna del desastre en que se había convertido la morada entera, no
había rastro alguno de Valerie o del libro. Acudí a la policía y me acompañó el
detective Howard Phillips, de la división de homicidios, pues sospecharon que
la desaparición de Val se relacionaba —obviamente— con las de los demás chicos
de la universidad, el detective Phillips y sus ayudantes no lograron encontrar
pista alguna que diera con el paradero de Val, así que una de las teorías fue
lo que llamaron la típica fiesta de fin
de cursos entre universitarios y que tal vez ella ya habría salido de
vuelta a casa por las vacaciones, sin informármelo, claro; las cartas y el
telegrama —agregaron— habían sido sólo parte de una broma colegial que ella me jugaba, pretendiendo encontrar gracia alguna
en las recientes desapariciones, y decidieron continuar con el caso, pero sólo
de manera superficial.
Fui hasta mi dormitorio con el alma prendida de un delgado hilo; no podía
perder a Valerie y no estaba dispuesto a aceptar la explicación de los policías,
pues sabía que ella no era de los que hacen ese tipo de cosas.
A las pocas horas de haber llegado hasta mi habitación, el detective
Phillips tocó a mi puerta; parecía nervioso, su semblante daba la impresión de
que debía decirme algo, le invité a pasar,
pues me intrigaba el hecho de su repentina visita, sobre todo después de su
extravagante conjetura y, tras ofrecerle una taza de café —la cual rechazó— y
mientras encendíamos un par de cigarrillos, me contó una historia más bien
extraña...
—Sólo muy pocos sabemos quiénes son Ellos, y es mi deber sugerirle que no continúe
investigando acerca de su novia, será mejor resignarse a la dura verdad y orar,
si es que es usted creyente aún después de escuchar esto, por la salvación de
su alma, pues deseará que ella esté muerta ya;
si es que vive aún, tenga usted la
seguridad de que no desea que ella continúe en este mundo tras lo que
seguramente ha sufrido, no después de encontrarse frente a frente con... Ellos
Ahora sólo nos queda tratar de remediar el
daño que seguramente su novia causó ¿Está usted conmigo?
No tuve más remedio que confiar en las bizarras palabra del agente
Phillips y lo acompañé hasta su casa; durante el camino me confesó que él había
encontrado el libro, pues había entrado al departamento con anterioridad y que
lo había ocultado debido a que era la única manera de acabar con Ellos, a quienes aún ahora no he logrado
alejar de mis pesadillas, las cuales temo se hagan realidad algún día
IV
Ya en casa de Phillips —no muy lejos de la universidad— el detective
continuó su relato:
—Cuando yo tenía su edad —comenzó— Todo mi pueblo
fue aniquilado por Ellos, sólo tres personas logramos sobrevivir a la masacre:
Mi esposa, la madre de ella y yo mismo, vimos el aniquilamiento de una
comunidad entera; acordé con mi mujer que era nuestro deber evitar que algo así
ocurriese de nueva cuenta; ella se encuentra en Europa estudiando más acerca de
Ellos; yo regresé cerca del lugar de la tragedia para tratar de controlar sus
posibles movimientos, los cuales no sucedieron hasta hace poco, fue por ello
que tuve el atrevimiento de entrar a la cabaña de su novia antes que usted
llegase y sin que nadie lo supiera.
Prosiguió.
—La joven despertó de nueva cuenta a una especie de seres que ni siquiera en
nuestras peores pesadillas hemos imaginado, creo que son los hijos de La Gran Serpiente, de Aquél que pacientemente yace en el fondo del
mar y quien no ha muerto, sino que yace soñando... aguardando, esperando el
momento para encontrase con el resto de los que llegaron a la Tierra junto con Él, anunciando el inicio de una era de
terror indescriptible. La única forma de combatir a estos seres y evitar que su
padre despierte, es utilizando los mismos métodos que ellos, pues todo en el
universo puede ser destruido con su equivalente contrario; es por eso que
nosotros invocaremos la ayuda del Omnisciente, de Aquél que trajo el
conocimiento hasta la primitiva raza humana; de quien cada ciclo nos recuerda
que nos protege al manifestarse secretamente en sus templos y quién se fue,
pero volverá para traernos un Amanecer Dorado. Él nos ayudará, tal y como lo
hizo ayer y lo seguirá haciendo hasta el fin de nuestros tiempos...
Yo no podía hacer otra cosa más que escuchar atentamente la bizarra
historia que mi aparentemente desquiciado interlocutor profería, pues los
hechos que me mostró eran tantos, que resultaba imposible que todo fuese una
serie de coincidencias y mentiras, pues la verdad y las respuestas han sido tan elementales, que resultaban casi imposibles
de encontrar: Phillips me enseño lo que debía yo hacer y me preparó para el
momento de enfrentar a Los Antiguos...
Tomamos el tren con rumbo a lo que alguna vez había sido una prospera
comunidad, bueno, lo más cerca que pudimos llegar, pues ya no había acceso
alguno al viejo pueblo donde Phillips había nacido; acampamos en ese lugar por
cerca de tres días con sus noches.
No hay palabras para describir lo que aparentemente nos rodeaba: Voces y
aullidos horribles, que ni siquiera son de este mundo; conjuros terribles, pronunciados
en una lengua arcaica y olvidada; seres que no podíamos ver y que nos hablaban
sin voz y nos describían lo que nos esperaba si acaso tratábamos de detenerles,
ni el Tribunal del Santo Oficio fue capaz de imaginar tales métodos de tortura
y dolor; era temerle al miedo mismo, a lo desconocido. ¿Cómo combates algo que tu pequeña mente mortal no es capaz de
concebir?
La hora final llegó a la cuarta noche; dibujamos un círculo —de seis o
siete palmos de circunferencia— en el piso, entramos en él y repetimos los
conjuros necesarios, siempre con una voz firme y decidida; ese fue mi primer contacto real con Ellos...
Nos rodeaban, sus ojos resplandecían como siniestros faros de color
verde, grandes como platos y enfurecidos como una manada de lobos rabiosos; el
ambiente poco a poco se tornó denso y sofocante, imagino la sensación de
encontrase en medio de una erupción volcánica, parecía que nuestro entorno se
incendiaba; estaban a punto de tocarnos con sus hórridos tentáculos y aniquilarnos
con la tenazas que tenían por manos,
sentíamos su fétido aliento en nuestras caras, y entonces sucedió...
Tal vez un poeta describiría mejor lo que vimos, la vista era aún más
hermosa que una aurora boreal, su voz era la más bella que hombre alguno haya
escuchado jamás en la Tierra, su grito de batalla era severo pero
reconfortante; atravesó el cielo como una majestuosa ave, relámpagos caían a
nuestro alrededor; esos relámpagos eran sus huestes de guerreros; vestidos como
su creador y maestro, arrasando con aquellos que nos amenazaban como si un
fuerte viento purificador barriera con los enemigos, y luego desaparecieron tan
rápido como llegaron a auxiliarnos
Lo habíamos logrado, pudimos detenerlos —al menos— por un tiempo; ahora
soy parte de los iluminados, de aquellos que sabemos acerca de Los Antiguos y combatimos por y contra
ellos; pues habemos quienes luchamos por la supervivencia de nuestra raza y
quienes buscan la aniquilación total del mundo como lo conocemos...
¿Y Valerie? Nunca volví a saber de ella, pero aún conservo cierta
esperanza de rescatarla de sus garras si es que todavía no me ha abandonado en
realidad... Por ahora, me dirijo hacia las ciudades de nuestro maestro y ser
supremo, para continuar mi aprendizaje y ser parte de sus guerreros.